sábado, 19 de abril de 2014

REPORTAJE: UN DÍA EN LISBOA

24 horas para recorrer Lisboa pueden parecer pocas, pero si se aprovechan bien puedes conocer a fondo la capital portuguesa.

Si llegáis al aeropuerto lo mejor será que cojáis un taxi, puesto que vamos a empezar por la parte alta de la ciudad y subir hasta allí puede resultar bastante duro por lo elevado de sus calles.

Comenzaremos, como ya hemos dicho, por la parte más elevada de la ciudad conociendo la Graça y la Alfama. Empezamos visitando el Panteón Nacional (Campo de Santa Clara, 1100-471 Lisboa, Portugal).






Tras disfrutar de su monumental y hermosa cúpula debéis subir a la cuarta planta donde disfrutaréis de unas maravillosas vistas de Alfama y de toda Lisboa. Observaréis el puente 25 de abril, el puente Vasco Da Gama, el Cristo Rey de Lisboa y todo el río Tajo (o Tejo como lo llaman allí).

Vista del Puente 25 de abril y el Cristo Rey desde el Panteón Nacional

Vista del Puente Vasco Da Gama desde el Panteón Nacional

En el Panteón se encuentran enterrados algunos de los personajes portugueses más destacados como Vasco Da Gama o Luis Camoes.


                 



Dentro encontraréis una bella iglesia y unas preciosas cúpulas y decoraciones caracterizadas por la luminosidad del interior.








Si es sábado podréis pasar por el mercado Ladra (Feira da Labra) que se encuentra a escasos metros de este panteón y es uno de los mercadillos al aire libre más importantes de Europa, aunque no se caracteriza por el glamour especialmente, podrás encontrar ropas o calzado usado, juguetes o discos antiguos y muchas cosas más, además de comida claro.






Tras esta visita seguiremos las indicaciones que nos guían al Castillo de San Jorge que se encuentra a unos 5 minutos. No olvidéis, mientras recorréis Alfama, observar los pequeños detalles que hacen de este barrio un lugar lleno de personalidad: los azulejos en las fachadas, la ropa tendida en los balcones, las coloridas puertas de las casas… para así empaparos del ambiente lisboeta.








Una vez adquirida la entrada para visitar el Castillo, preparad la cámara para sacar, desde el mirador, las fotos más espectaculares de Lisboa. 



Desde el Castillo podéis disfrutar de las vistas de toda la ciudad. Además será divertido subir y bajar por todas las almenas que es prácticamente en lo que consiste la visita (de paso haréis un buen ejercicio). Os podéis sentir reyes por un día. 














Visto el castillo, es fácil llegar hasta nuestra siguiente parada: la Sé, catedral de Lisboa.




En la parte superior encontraréis el tesoro de la catedral que se compone de cuatro salas con trajes, joyas y reliquias de diferentes épocas.


Tras esta visita empezamos la bajada hacia el centro de la capital. De camino aprovecha para tomar algo en una terraza de la zona y observar la vista de la ciudad y baja por el elevador del centro comercial que encontrarás para evitar la larga bajada. 



Desde aquí continuamos el recorrido para adentrarnos en la BaixaUna vez hemos llegado aquí vamos a recorrer las plazas más importantes de la ciudad, que se encuentran seguidas una de otras.

Comenzamos por la Plaza de los restauradores. De gran belleza conmemora la liberación del país del dominio español en 1640.
Su característica más representativa es el obelisco del centro de la plaza. Las figuras de bronce del pedestal representan la Victoria, con una palma y una corona, y la Libertad. Los nombres y fechas que están grabados a los lados del obelisco son los de las batallas de la Guerra de Restauración.
El proyecto del monumento es de autoría de António Tomás da Fonseca, y las estatuas alegóricas (Independencia y Victoria), de Simões de Almeida y Alberto Nunes.
















De noche podéis subir a la azotea del hotel que hay enfrente para observar la plaza iluminada al completo desde las alturas. Es una vista espectacular. 



Seguimos bajando la calle para encontrarnos ya con la Plaza del Rossio. A la derecha encontraréis la maravillosa estación del Rossio en la que nos centraremos más adelante para adentrarnos ahora en la plaza. Al recorrerla encontramos la estatua de Pedro IV, el Teatro Nacional Doña María II y el Café Nicola



Estación ferroviaria del Rossio
Plaza del Rossio


Teatro Nacional Doña María II
Estatua de Pedro IV

Aprovechando que hay que comer disfruta de uno de los restaurantes que encontrarás en la Rua Augusta y disfruta de una buena mariscada o para probar un buen bacalao a la portuguesa. Verás como hay abundantes marisquerías y también será fácil encontrar nuestro exquisito jamón ibérico (que eso sí, como España en ningún sitio). Como postre prueba el lícor típico del país: ginjinha o simplemente ginja. Exquisito con sabor a cereza.
Os recomiendo el restaurante Concha D´Ouro que encontraréis justo en esa calle.



                         





Desde aquí continuamos el recorrido para llegar a uno de los lugares más hermoso de la ciudad, la Plaza del Comercio. Enorme plaza donde encontrarás la estatua de José I y te impresionará el arco que verás bajando ya por la Rua Augusta (Arco Triunfal da Rua Augusta). La combinación de estos dos elementos hace de este lugar uno de los rincones más bellos de la ciudad y una de las plazas más bellas del mundo. Tras hacernos unas cuantas fotos con el amigable José I y el esplendor de la plaza iremos hacia la esquina izquierda de la plaza donde veréis una heladería de la que no os podéis marchar sin probar uno de sus deliciosos y especiales ice-cream. Sabores tremendamente variados donde te recomiendo el de mora o coco con chocolate. Exquisitos. 





De fondo nos acercamos al estuario del Tajo y veremos las columnas Jakin y Boaz, Sabiduría y Devoción. Los dos pilares de la estabilidad. Las dos columnas del templo de Salomón tienen en el muelle urbano de Lisboa (Cais das Colunas) diversos significados, uno de los cuales enlaza con una de las grandes tradiciones espirituales de Portugal:  por esa puerta marítima regresará un día de niebla el rey Sebastián, trayendo consigo el buen gobierno.

Aquí podréis descansar cinco minutos observando la belleza del río y escuchando los fados que cantan en este lugar. 




De aquí iremos a visitar el monumento más emblemático de la ciudad, la famosa Torre de Belém. Os recomiendo coger un taxi que os lleve directamente allí para no perder tiempo. Los taxistas de Lisboa son bastante "locos" y no tardarás nada en llegar allí, además el taxi no te costará más de 12€. Pero si la economía no te lo permite puedes coger el tranvía 15 (Mosteiro Jerónimos) o el autobús 728 (Mosteiro Jerónimos). 

Así llegaréis al mítico barrio de Belém y corriendo nos adentramos en la Torre para visitarla por dentro. No os llevará más de una hora.






Desde aquí caminaremos hasta el Monumento de los descubrimientos que observaremos por fuera para continuar nuestra visita. Por dentro tampoco merece la pena entrar, lo que se encuentra en su planta baja son exposiciones y lo mejor son las vistas que se observan desde lo alto pero con los miradores del Panteón y el Castillo (que ya hemos visitado) que ofrecen una mejor visión es suficiente.









Y vamos directos a visitar el Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém. Un lugar mágico.












(Si es invierno no podréis visitar una de las dos cosas por dentro pues cierran a las 17:30 pero si es verano os dará tiempo, eso sí, deberéis apresuraros. 
Si no, siempre podéis hacer el recorrido inverso y comenzar visitando Belém por la mañana y visitar por la tarde el Panteón, la Catedral y el Castillo.)

Desde aquí volveremos al centro de la ciudad, a nuestra ya conocida Rua Augusta. 
Después de esta "paliza" es hora de descansar un poco. Aprovecharemos para dar una vuelta por las tiendas de la Baixa antes de acercarnos a la Rua de Santa Justa donde tomaremos el famoso elevador que nos conducirá hasta la siguiente etapa, el elegante barrio del Chiado. 

En las tiendas veréis multitud de camisetas de fútbol, especialmente de la estrella del país, Cristiano Ronaldo. El fútbol es toda una religión allí y especialmente lo es Cristiano, encontrarás incluso mecheros con su foto. Las tiendas cierran bastante tarde en Lisboa, casi a media noche, así que si te dejas algo siempre puedes volver a comprarlo después. 



Además encontraréis todo tipo de souvenirs de la ciudad: figuras, camisetas, sudaderas...


Ya tranquilamente iremos hacia el Chiado para dar una vuelta por el antiguo Convento do Carmo. Cogeremos el elevador de Santa Justa para elloEchad un vistazo desde el mirador del Elevador de Santa Justa, que ofrece una preciosa vista del Castillo de San Jorge, la Baixa y el Tajo, antes de acercaros al Convento. 


Elevador de Santa Justa
Elevador de Santa Justa y Convento do Carmo


Convento do Carmo






En el interior del convento hay un pequeño museo con restos antiguos y en el patio hay espejos situados para observar sus arcos. 


Desde aquí podemos pasear hasta la Plaza Luis de Camoes y acercarnos al mirador de Santa Catalina para hacer un descanso y tomar algo en uno de los lugares más animados de Lisboa.







Vista del mirador de Santa Catalina

Puedes acabar el día cenando en Ciao Milano (R. das Portas de Sto. Antao, nº 31-37) restaurante italiano en la calle donde puedes saborear un delicioso escalope a la milanesa o unos deliciosos raviolis pero además también puedes encontrar la típica comida portuguesa. Tú eliges qué quieres probar. 




Desde aquí podemos ir subiendo para volver al centro de la ciudad y ver la Estación del Rossio (en la que antes no nos habíamos fijado) que de noche iluminada es preciosa (aún más bonita que de día) y ver nuevamente el famoso elevador de Santa Justa.





Antes de irte disfruta del postre más típico de Lisboa, el sabroso y delicioso pastel de nata

Si tienes ganas de tomar una copa y aprovechar el día 100% pásate por el Hard Rock situado justo en la Plaza de los Restauradores (Avenida da Liberdade 2, 1250-144 Lisboa, Portugal).



Y para todos, un chupito de ginjinha para celebrar que ya le hemos tomado el pulso a Lisboa y, sobre todo, que hay que volver (eso sí, con más tiempo). Y si vuelves recuerda que tienes visitar lo que en este intenso día no ha sido posible como la Plaza de Marqués de Pombal, la Plaza Figueira o el Parque das Naçoes

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